lunes, 14 de diciembre de 2015

Olvido

Lo primero que se te escapa es el nombre del autor
obedientemente seguido por el título, el argumento,
el final desgarrador, la novela entera
que de pronto resulta que no has leído,
ni siquiera oído hablar de ella,

como si, uno a uno, los recuerdos que solías abrigar
hubieran decidido retirarse al hemisferio sur de tu cerebro,
a un pueblecito de pescadores sin teléfono.

Hace ya tiempo que dijiste adiós a los nombres de las nueve musas
y viste a las ecuaciones cuadráticas hacer el equipaje,
e incluso ahora, mientras memorizas el orden de los planetas,

algo más se te escabulle; tal vez la bandera de un Estado,
la dirección de un pariente, la capital de Paraguay.

Sea lo que sea lo que luchas por recordar,
no lo tienes en la punta de la lengua,
ni tampoco acecha en algún otro rincón oculto de tu anatomía.

Ha sido arrastrado por un oscuro río mitológico
cuyo nombre, hasta donde puedes recordar, empezaba por 
por el mismo camino hacia el olvido donde te encontrarás con esos
que ya no saben nadar o andar en bicicleta.

Es inútil que te levantes a media noche
a buscar en la enciclopedia la fecha de tal célebre batalla.
Ni que la luna en la ventana parezca surgida
de aquel poema de amor que una vez supiste de memoria


Olvido - Billy Collins

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